jueves, 1 de abril de 2010

Fantasmas



¿De dónde vienen los fantasmas?


Los fantasmas se maniefiestan de muchas maneras. El más común es la aparición, o espíritu sin cuerpo. Algunas apariciones parecen compuestas de un vapor pálido semejante a la niebla, pero otras muchas se representan como seres humanos de carne y hueso, totalmente normales. El folklore europeo está repleto de fábulas sobre fantasmas con apariencia muy humana, que comen, beben y realizan todas las funciones corporales típicas de los vivos. A menudo, la naturaleza fantasmal de tales espectros se manifiesta sólo por su misteriosa capacidad para desmaterializarse, o por el extraño olor a rancio o podrido que algunos fantasmas dejan tras de sí.


El la Grecia y Roma antiguas, los espíritus de los muertos solían adoptar la forma de sombras oscuras, extrañas manchas negras o presencias invisibles, similares a los poltergeist. Los antiguos egipcios creían que los muertos podían aparecer dentro de su propio cuerpo reanimado, y en otras muchas culturas se ha crído que los fantasmas podían presentarse como demonios, animales o incluso plantas.
En las sociedades más antiguas, tanto en Oriente como en Occidente, se daba por hecho que los fantasmas eran un fenómeno real y natural, y muchas culturas celebraban fiestas a lo largo del año para mantener buenas relaciones con sus muertos. Quizá la fiesta antigua más extraña sea la fiesta romana de la Lemuralia, celebrada cada primavera. Durante la Lemuralia, los romanos se levantaban en mitad de la noche y marchaban por el salón de la casa, dejando un rastro de judías pintas tras de sí mientras decían:

"con estas judías me compro a í mismo y a mi familia."


Esta frase la repetían hasta nueve veces para asegurarse de que a los espíritus de los muertos les diera tiempo de recoger su ofrenda. A continuación, el dueño de la casa hacía sonar un pesado címbalo de bronce y exclamaba:


"Espíritus de mis antepasados, marchaos."


De esta forma pensaban que todos los fantasmas desaparecían hasta el año siguiente.

Los fantasmas de la Antigüedad no eran temidos como ahora, sino venerados. Sin embargo, hoy día la mayor parte de las historias de fantasmas los describen como criaturas terroríficas que sólo aparecen cuando el espíritu de una persona muerta está intranquilo por alguna razón. Algunos espíritus están condenados a asustar a los humanos por pecados que cometieron en vida. Otros caminan aún por la tierra debido a que su muerte fue violenta o inesperada. Para librarse de uno de estos espíritus indeseables, lo más común es llamar a un exorcista o "liberador de fantasmas", pero también se puede vencer a algunos espectros con sólo volver a enterrar sus huesos en un cruce de caminos; de este modo quedan desorientados para toda la eternidad.

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