jueves, 22 de abril de 2010

¡Horor de los horrores! Meyer contraataca

Por si no habíamos tenido bastante con la cuarta entrega de Crepúsculo, Meyer amenaza con volver.

Un artículo de la revista Qué leer comenta que Stephanie Meyer anunciaba la quinta entrega de la serie, ésta vez rescatando al personaje de Bree Tanner (¿alguien se acuerda de este personaje?). El libro llevará por título The Short Second Life of Bree Tanner y se publicará el 6 de junio a través de la editorial Alfaguara.

El artículo es divertidísimo ya que cuenta que Meyer no quiere ser oportunista ni nada de eso, que de repente ha descubierto la importancia de ese personajillo y quería darle la historia que se merece... para nada, eso de querer aprovecharse del enorme tirón de la serie, eso no tiene nada que ver.

La saga de Crepúsculo es y será la primera saga que removió todo este subgénero vampírico-romántico-juvenil del que, hoy en día, muchos escritores se están aprovechando. No es por desmerecer a Stephenie (ya me gustaría a mi, vender lo que ella vende y tener la cantidad de seguidores que tiene). Su trilogía de Crepúsculo la he recomendado a mucha gente que la ha leído y le ha gustado y ¡ojo! que no me equivoco cuando hablo de trilogía, porque es lo que yo recomiendo. La cuarta entrega de la saga es, precisamente, la que la desvirtúa y la hace parecer ridícula y pasada de vueltas. En mi estantería continúa The Host, una novela que no pensaba leer después de tragarme Amanecer pero que leeré, para poder opinar sobre ella y darle a Stephanie otra oportunidad.

En cuanto a esta quinta entrega... ¡qué queréis que os diga! Ya avisó que publicaría un libro de la saga que transcurriría paralelamente a los hechos de Crepúsculo pero bajo la mirada de Edward. Y, ¿dónde está ese libro? Si ya no me llamaba éste la atención, mucho menos me interesa saber lo que pudo ocurrir con Bree Tanner.

martes, 13 de abril de 2010

El príncipe oscuro


Autor: Christine Feehan


Incluso para Mihail, príncipe de la legendaria raza de los carpatianos, la soledad se vuelve insoportable con el paso de los siglos. Como todos los hombres de su especie, necesita encontrar a la mujer destinada a ser su compañera eterna, para no ceder a las tinieblas y engrosar las filas de los que se han convertido en depredadores. Por eso su alegría es inmensa cuando contacta telepáticamente con una mujer excepcional. Alguien que puede leer la mente, como los carpatianos. Pero su sorpresa es inmensa al conocer que se trata de una humana.


Raven es hermosa, valiente, decidida... y enseguida queda prendada del majestuoso poder de Mihail. Pero ¿podrá aceptar la realidad de una raza tan parecida a los vampiros de las leyendas? Para saberlo, tendrán que sobrevivir tanto a la oscura amenaza de los seres de la noche como a la violencia de un grupo de fanáticos humanos.


Cuando escogemos una novela para leer lo hacemos por diferentes motivos: nos gusta el género, nos encanta el autor, nos atrae su argumento; hay quienes incluso, han comprado libros por su atrayente portada...


Desde hace algunos años -exactamente desde que comencé a escribir- la elección de mis lecturas ha ido tomando forma según he ido necesitando información y documentación para mis novelas. Este es el caso de haber escogido El príncipe oscuro, una novela que, a parte de estar relacionada con el mito del vampiro, es de una autora consagrada y forma parte de una serie de enorme éxito; por este mismo motivo me sorprendió también haber leído que era malísimo y fue precisamente este hecho lo que me decidió a comprarlo.


La primera impresión ha sido buena y me ha parecido atrayente y original. Si algo malo tuviera que decir de ella, tal vez sería su empalagosa manera de narrar, cosa que he encontrado extraña, ya que no es la primera novela de Christine Feehan que leo y lo poco que había leído de ella hasta ahora lo encontraba bastante simplón, sin mucha escritura rocambolesca o empalagosa, como es el caso. Encuentro que es difícil, a veces, leer frases repetitivas y soportar adjetivos exagerados que no vienen a cuento como sus azulísimos ojos, sus muy abultados bíceps, su melena de ébano...; todo eso ya nos lo explicó en un principio y a veces llega a hacerse insoportable el hecho de repetirnos una y otra vez las mismas descripciones con la falsa creencia que le dará más fuerza a sus escenas, cuando en realidad, no le hace falta.


Por otro lado, la historia es original. Quizás sea ella la que más se acerca a la figura original del vampiro que necesita de sangre para sobrevivir y descansar bajo tierra para reponerse. Últimamente estamos sobrecargados de vampiros modernos, vestidos de cuero, algunos narrados con mayor o menor fortuna, vampiros que desafían a la luz solar, que pueden escoger cuándo saciar su sed de sangre pero que cada vez nos alejan más del personaje oscuro que creó Bram Stoker. Christine Feehan, en cambio, nos muestra un personaje oscuro, con inmenso poder; una criatura que se alimenta de sangre humana, que se transforma en bestia, que mata si es necesario para proteger a su clan, egoísta y posesivo; un héroe al que nos tienen poco acostumbrados.


En definitiva, una serie que hay que descubrir y darle una oportunidad. Yo ya tengo el segundo libro en mi estantería.

jueves, 1 de abril de 2010

Fantasmas



¿De dónde vienen los fantasmas?


Los fantasmas se maniefiestan de muchas maneras. El más común es la aparición, o espíritu sin cuerpo. Algunas apariciones parecen compuestas de un vapor pálido semejante a la niebla, pero otras muchas se representan como seres humanos de carne y hueso, totalmente normales. El folklore europeo está repleto de fábulas sobre fantasmas con apariencia muy humana, que comen, beben y realizan todas las funciones corporales típicas de los vivos. A menudo, la naturaleza fantasmal de tales espectros se manifiesta sólo por su misteriosa capacidad para desmaterializarse, o por el extraño olor a rancio o podrido que algunos fantasmas dejan tras de sí.


El la Grecia y Roma antiguas, los espíritus de los muertos solían adoptar la forma de sombras oscuras, extrañas manchas negras o presencias invisibles, similares a los poltergeist. Los antiguos egipcios creían que los muertos podían aparecer dentro de su propio cuerpo reanimado, y en otras muchas culturas se ha crído que los fantasmas podían presentarse como demonios, animales o incluso plantas.
En las sociedades más antiguas, tanto en Oriente como en Occidente, se daba por hecho que los fantasmas eran un fenómeno real y natural, y muchas culturas celebraban fiestas a lo largo del año para mantener buenas relaciones con sus muertos. Quizá la fiesta antigua más extraña sea la fiesta romana de la Lemuralia, celebrada cada primavera. Durante la Lemuralia, los romanos se levantaban en mitad de la noche y marchaban por el salón de la casa, dejando un rastro de judías pintas tras de sí mientras decían:

"con estas judías me compro a í mismo y a mi familia."


Esta frase la repetían hasta nueve veces para asegurarse de que a los espíritus de los muertos les diera tiempo de recoger su ofrenda. A continuación, el dueño de la casa hacía sonar un pesado címbalo de bronce y exclamaba:


"Espíritus de mis antepasados, marchaos."


De esta forma pensaban que todos los fantasmas desaparecían hasta el año siguiente.

Los fantasmas de la Antigüedad no eran temidos como ahora, sino venerados. Sin embargo, hoy día la mayor parte de las historias de fantasmas los describen como criaturas terroríficas que sólo aparecen cuando el espíritu de una persona muerta está intranquilo por alguna razón. Algunos espíritus están condenados a asustar a los humanos por pecados que cometieron en vida. Otros caminan aún por la tierra debido a que su muerte fue violenta o inesperada. Para librarse de uno de estos espíritus indeseables, lo más común es llamar a un exorcista o "liberador de fantasmas", pero también se puede vencer a algunos espectros con sólo volver a enterrar sus huesos en un cruce de caminos; de este modo quedan desorientados para toda la eternidad.

 

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